Se remonta desde mediados del siglo
XIX, específicamente en 1861 cuando el presidente José Joaquín Pérez Mascayano
da inicio a la ocupación de la Araucanía, zona comprendida
entre los territorios ubicados desde el río Biobío, por el norte, y Toltén por
el sur. Fue claramente una invasión militar ordenada por el Estado
chileno, la que hizo despojar casi en su totalidad la cultura de
estos pueblos. Esta especial “pacificación” se prolongó durante casi
toda la segunda mitad del siglo XIX.
Más de 190 mil indígenas habitaban la
zona del Bío Bío al sur, compuestos por los pueblos araucanos de tribus
pehuenches y mapuches, territorio que se había mantenido rebelde a partir de la
denominada Guerra de Arauco ante el dominio español durante la Conquista de
Chile y luego durante todo el período colonial de Chile, sin que ningún bando
se declarara vencedor.
El general Saavedra ocupó
toda la zona que va hasta el río Malleco, lugar donde refundó la ciudad de
Angol, y los fuertes de Mulchén y Lebu, en 1862, encontrándose
con las primeras resistencias rebeldes de los mapuches que habitaban las
cercanías del río Malleco, bajo el mando del lonco Quilapán.
Las tierra que fueron
ocupadas y vendidas por el gobierno fueron sacadas por la fuerza ósea que no
usaron la razón y para poder pasar inadvertidos les pagaron a algunos casiques de mas importancia esto quere desir todo lo
intentaban hacer o por la fuerza o con dinero.
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